 Como toda costumbre el decidirse a fumar un Puro constituye un ritual, desde el simple movimiento inicial de tomar el puro y al tacto estimular los sentidos, sintiendo su flexibilidad, consistencia, la mixtura de su color y forma; como así, inhalar pausadamente su particular aroma.
Encendido: El modo de encenderlo determinará su sabor y combustión y por ello debe tenerse en cuenta que al encenderlo se debe mantener la llama a una distancia de media pulgada del extremo del puro, y aspirar repetidamente, pero despacio, mientras gira el puro para que se encienda de manera uniforme. Se debe evitar aspirar violentamente, ya que le dará demasiada temperatura. La mejor manera de disfrutar de un puro, es tomando una bocanada de humo y dejar que el sabor se sienta en el paladar, sin inspirarlo.
El puro puede volverse a encender, sin embargo en aconsejable mantenerlo encendido, sin dejar de fumarlo por períodos cortos, apreciando su sabor y calidad.
Cuando se termina de fumar un puro es preferible dejar que se apague solo, así evitara olores molestos.
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